Cuando se trata de tomar un medicamento, muchas veces no pensamos demasiado en cómo lo hacemos. Sin embargo, un detalle tan simple como con qué líquido lo acompañamos puede marcar una gran diferencia en su efectividad y en la seguridad del tratamiento.
Hoy te explicamos por qué el agua es la mejor opción al momento de tomar tus medicamentos.
Muchos medicamentos están diseñados para disolverse y absorberse de una forma específica en el estómago o el intestino. Beberlos con agua permite que ese proceso ocurra de manera natural y eficiente.
Otros líquidos, como la leche, los jugos cítricos o incluso el café, pueden:
Alterar la acidez estomacal.
Interferir con la velocidad de absorción del medicamento.
Reducir o aumentar su efecto, generando resultados inesperados.
Tomar medicamentos con poca agua, o incluso sin agua, puede hacer que la pastilla se quede pegada en la garganta o en el esófago. Esto puede provocar:
Dolor o ardor.
Irritación o úlceras esofágicas.
Dificultad para tragar.
Beber al menos un vaso de agua (200 ml) ayuda a que la pastilla baje correctamente hasta el estómago, evitando molestias.
Algunos medicamentos interactúan negativamente con ciertos alimentos o bebidas. Por ejemplo:
El jugo de toronja puede alterar la acción de medicamentos para la presión o el colesterol.
Los lácteos pueden disminuir la absorción de algunos antibióticos.
El agua, al no contener componentes activos, es la opción más segura y neutra para evitar estas interacciones.
Tomar medicamentos con agua también ayuda a:
Evitar náuseas o malestar.
Facilitar el paso de la pastilla (sobre todo si es grande).
Crear una rutina saludable y constante de consumo.
Además, hidratarse bien es beneficioso para la salud general, especialmente durante una enfermedad.
Toma tus medicamentos con un vaso lleno de agua.
Evita hacerlo acostado: mantente sentado o de pie.
No acompañes los medicamentos con café, alcohol o jugos cítricos sin consultar a tu médico.
Consulta siempre si tu medicamento debe tomarse con o sin alimentos.
